Hoy como cualquier otro día de un fin de semana, me levanté con la firme intención de hacer algo diferente a las actividades que hago en el transcurso de la semana.
Definitivamente a diferencia de otros fines de semana en donde buscaba lugares donde sabía que frecuentaban personas conocidas para platicar y pasar un buen rato, hice algo totalmente contradictorio.
Busqué un lugar donde hubiese el menor número de personas posibles. Gracias a Dios, en donde vivo hay algunos muy buenos lugares y para ayudar a mi objetivo, se me ocurrió ir en un periodo en donde la mayoría de los estudiantes estaban fuera de la ciudad gracias a un periodo vacacional.
Durante mi estancia en dicho lugar, me permití reflexionar sobre uno de los logros académicos más recientes que he culminado. Con esta reflexión pude dar lugar a muchas áreas de oportunidad en las cuales podría incursionar. Pero más que identificar áreas en las cuales hay mucho por hacer, encontré situaciones que vivimos hoy en día y que a pesar de estar conscientes de los problemas que están originando o bien, muy seguramente pueden crearse, no se hace nada al respecto.
Al meditar en estas situaciones se vino a mi mente una frase muy conocida y que seguramente muchas personas han leído o escuchado.
“No podemos resolver los problemas usando el mismo tipo de pensamiento que usamos cuando se crearon” – Albert Einstein -
Lo anterior, refuerza muchas ideas que desde hace meses me han estado dando vueltas por la mente. En la actualidad nos encontramos viviendo una época de retos muy diferentes a los que vivieron nuestros padres, abuelos y toda nuestra ascendencia. Sin lugar a duda, los retos que vivimos hoy en día son más complicados que los que resolvieron nuestros ancestros (por así decirlo). Sin embargo, y, de forma muy irónica me pregunto, ¿Por qué seguimos caminando descalzos sobre espinas llevando un par de zapatos en las manos?.
La respuesta, honestamente la desconozco a ciencia cierta, tengo muchas hipótesis pero nada con argumentos verídicos; pero lo que sí puedo afirmar es que necesitamos cambiar de forma urgente nuestros modelos mentales o la forma de pensar si queremos resolver estos problemas y obtener mejores resultados. Sin duda alguna hoy en día vivimos bajo un modelo de paradigmas que solamente nosotros podemos romper. Al hacer esto muy seguramente habrá un gran número de personas (por no decir, “la mayoría”) que respondan con lo siguiente: “¿Para qué cambiar, si las cosas siempre se han hecho así?”. En fin, tan solo es uno de los muchos retos que tenemos para romper dichos paradigmas.
Muchos nos hemos recargado negativamente sobre la pésima calidad de atención del servicio médico público en nuestro país. Si partimos de una forma de pensar totalmente diferente hago las siguientes reflexiones.
Si, en lugar de pagar a los médicos bajo el esquema de número de pacientes que atienden por día, le pagaran por el número de pacientes que NO regresen después de la primera consulta efectuada y después de cierto periodo de tiempo el paciente evalúe la calidad del servicio del médico y garantice que ha recuperado la salud. ¿Habría cambios en la atención del servicio médico y la calidad de atención?
Ahora bien, hablando del ambiente organizacional. Las empresas actualmente entienden el concepto “COMPETENCIA” bajo un esquema de ser, hacer o tener algo que otras empresas no puedan o tengan para así asegurar su dominio del mercado y hacer más largo el número de ceros de su valor en la bolsa de valores. ¿Cuál sería el impacto que tendría si la palabra “COMPETENCIA” se basara en el número de empleos que genere en el país con un ingreso mayor al doble del salario mínimo donde radique y que las estrategias que implemente se midan en función del beneficio social?
Otro de los temas más recientes que está en boca de todo mundo es la calidad del sistema de educación en nuestro país. Tengo entendido que a los maestros se les paga por las horas que está frente al grupo, ¿Por qué no pagarles en función del nivel de conocimientos adquiridos por cada estudiante?
Otro de los temas, que abraza fuertemente a la educación es la carencia de preparación con la que se gradúan los profesionistas hoy en día. Esto no es nuevo, puesto que nuestro sistema educativo está diseñado bajo un enfoque de la era industrial. Es necesario cambiar el enfoque de los programas educativos a la era en la que nos encontramos actualmente. La era del conocimiento. ¿Por qué no empezar a emitir cédulas profesionales con vigencia de expiración y que se tengan que renovar cada cierto número de años según la profesión para garantizar que el profesionista esté en constante actualización?
En fin, estos son tan solo algunos ejemplos en los que pensando de una forma totalmente diferente se pueden obtener resultados más favorables. Y sin duda alguna estas soluciones también traerán problemas futuros y para ello, debemos y tenemos que tratar con la misma importancia de los problemas actuales, la preparación de aquellos profesionistas que hoy se encuentran gateando o en los brazos de mamá.
Si te gustaría, descargar este artículo en formato PDF, puedes hacerlo haciendo click aquí. Descargar
